La ley recoge que la evaluación continua es lo más justo para evaluar a nuestros alumnos, es decir, desde septiembre hasta junio viendo como nuestros alumnos trabajan día a día, sin control sobre sus conocimientos, y aquí es dónde viene la cuestión, ¿si es continua, porque se realizan exámenes cada tema o cada trimestre?
Evaluación continua y exámenes se contradicen, por tanto no debería llamarse evaluación continua, sino que evaluación por trimestres o por tema, es decir, modelo tradicional de escuela.
Si un maestro adopta que su manera de evaluar es la evaluación continua, ya parece que se sale de los moldes de escuela tradicional y por tanto creen que están "innovando" en la escuela, pero si al final de cada tema realiza un examen a sus alumnos, contradice su propio pensamiento.
Cómo nos explica Fernando García Gutiérrez en este artículo, una de sus alumnas se veía capacitada para pasar de curso, pero Fernando no la veía preparada, su alumna pasó de curso y siguió adelante con sus compañeros, que la ayudaron más de lo que el profesor creía y esta alumna al estar junto a su grupo de clase de siempre, ha sabido buscar diferentes estrategias de aprendizaje para no quedarse atrás y seguir con ellos, con esto sólo quiero decir, que si vemos que un alumno no está capacitado para pasar de curso, que lo hablemos con él, aunque ellos siempre van a querer pasar de curso y no repetir, si el alumno se ve preparado y con confianza para asumir el reto de seguir adelante en su educación, que lo haga, de esta manera el alumno aprenderá a conocerse a sí mismo y aprenderán a ser autónomos sin saber por dónde pasa el río Ebro.
Aunque parezca un disparate en la educación, es más importante aprender a ser autónomo que saber por dónde pasa el río Ebro, los maestros debemos tener la excusa de la enseñanza para que aprendan a ser personas.
Ese es el fin de la educación, educar a personas.
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